A veces cuando estoy sola andando por la calle, mirando a la gente ir y venir, me pregunto quĆ© pensarĆ”n de mĆ: ¿miran mi ropa o se preguntan de dónde soy? ¿Se dan cuenta de que les estoy observando? A veces me gusta imaginarme que los mismos pensamientos estĆ”n pasando por sus cabezas y que de pronto se dan cuenta de que soy una persona tan compleja como ellos y que se preguntan cómo soy igual que yo me pregunto cómo es cada uno de los peatones a los que paso.
Este escrito se lo dedico a ese chico del aeropuerto que casi pierde a su hermana pequeƱa, a esa chica que limpiaba el escaparate de una tienda mientras su compaƱero la miraba abstraĆdo. Es para esos turistas japoneses que estaban tomando fotos en Trafalgar Square, para los dos hombres alemanes del autobĆŗs turĆstico, para la chica que iba en la parte de atrĆ”s de la bicicleta de su amiga mandando mensajes de texto. Quiero dedicarle un momento a ese chico rubio que trabaja en mi cafeterĆa favorita, a esa adolescente que va al gimnasio conmigo, a la niƱa pequeƱa que le preguntaba a su madre donde vivĆa Cenicienta mientras subĆa al autobĆŗs. Estoy pensando en todas esas personas que veo cada semana en el metro y nunca les dirijo la palabra..... Quiero dedicar esto a todos nosotros, personajes secundarios en un mundo de historias por descubrir.