Donde expresamos lo que somos

domingo, 30 de noviembre de 2014

He tenido esperanza.

He visto cuerpos sin corazón que quitan la mirada cuando se cruza por delante alguien a quien le va mal; personas que niegan ayudar a los demás si no eres católico, o si no eres español; pero también necesitados que niegan esa ayuda que le ofrecen porque sus intereses confundidos piden para su cuerpo sustancias lejanas de la comida, gente pegándose por un equipo de fútbol mientras que ni se preocupan por los verdaderos problemas de este mundo.

Pero también he visto personas con un corazón tan grande que no sé como cabe en un cuerpo tan pequeño, he visto manos capaces de dar tanto con tan sólo eso, ojos casi cerrados que desprenden más empatía de lo que son capaces de hacer otros veinte bien abiertos. He visto como carteras diminutas se exprimían hasta el punto de parecer que iban a salvar el mundo con el próximo céntimo, gente bajar a un supermercado únicamente por la necesidad de quien no tiene, y no por la suya, para dar más de lo que pueden si quiera aguantar sus brazos y aún así decir que es una miseria en comparación con lo que habría que hacer; he visto a una niña pequeña darle a su padre un kilo de comida para poder donarlo.
He tenido esperanza.

ATENCIÓN, EL MUNDO ESTÁ CAMBIANDO. TÚ ELIGES SI QUIERES DAR TAMBIÉN ESE PASO.

martes, 25 de noviembre de 2014

Encuentros

Podría escribir más, pero estas lineas logran sintetizar lo que he estado viviendo todos estos días. Los encuentros con distintas personas me han llevado a lo siguiente. Una actitud que me hace ser más ser humano; una opción que me impulsa a querer más a quien tengo a mi lado. 

sábado, 15 de noviembre de 2014

Miradas

A veces cambia tu mirada sin que puedas darte cuenta. Escucho atentamente el discurso del silencio entre tus palabras, que genera más preguntas de las que responde. Y como prisma, proyectan tus ojos tibios recuerdos de los que algún día florecieron esas pequeñas diferencias con las que tu corazón ha forjado tantas capas.
Vendería el mío para poder atrapar ese instante y sentir el pálpito de cada una de ellas.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Detente y vive

Alto, detente por unos minutos y mira en tu interior. ¿Lo puedes descubrir? Eres tú, el o la que lee esto, con sus luces y sus sombras, con sus fortalezas y sus debilidades. En estos momentos no importa el cómo seas; lo verdaderamente importante es que estás vivo y tienes todas las posibilidades de ser feliz: ¡ser feliz con tu realidad concreta!

domingo, 2 de noviembre de 2014

¿Conexiones o locura?


¿Crees que estamos todos conectados?... Yo desde pequeña he tenido un sentido de algo mayor presente en mi vida. Al principio pensando en el poco sentido que tenía que solo tuviéramos una vida estaba segura de que reencarnábamos al morir. ¿En qué? Ni idea... Pero en algo. Era una de esas verdades universales para mí, como: el sol sale y es de día o la noche es oscura o los árboles son verdes por sus hojas. Igual: Nosotros no morimos, somos muy inmensos para eso.


Y es que está la incertidumbre de toda la vida de: Dentro de nosotros... ¿Qué hay? ¿Qué nos hace diferentes a los otros animales? Y aclaro, no gobernantes tiranos por encima de todo lo demás, sino peculiares por nuestras características, al igual que todos los demás seres.

Nosotros, tenemos ese algo que no es palpable, eso que vive en nosotros y no se puede ver que tiene sentimientos, que piensa, analiza, se comunica, responde. Claro, tenemos cuerpo y existe una relación directa entre esto que llamamos espíritu o alma y nuestra parte física. Los límites entre ambos son realmente difusos, no sé si existirá alguien que pueda decir: aquí termina mi cuerpo y comienza mi alma. Para mí es más fácil vivir con la idea utilizando mi imaginación, que tampoco me falta si soy honesta.

¿Crees que es posible reflejar tu espíritu en tu cuerpo? Yo creo que sí. Como artista en evolución y amante de los rostros y expresiones humanas puedo decir que más que unas facciones finas o un cuerpo esbelto llama la atención una mirada profunda, una suavidad en la sonrisa, una comodidad en la forma de tener el cuerpo y una intensidad al caminar o detenerse. Es hermoso... Y es algo que no muta con el cambio del exterior, sino con el cambio del interior, de tu manera de percibirte a ti mismo y a los demás.

Hay una belleza en las personas cuando observan algo que les fascina, se olvidan de sus complejos o las cosas que los tormentan día a día y por un momento se dejan ser, sin barreras. Ahí, hermanos, es cuando realmente se puede ver el alma. Ese llamado niño interior, esa alegría perpetua, es lo que todos tenemos encerrados dentro nuestro y no dejamos salir por miedo o, mejor dicho, por ignorancia... por olvidar mirar hacia fuera.

Aunque creas o no creas que eres amado y protegido a cada momento por la persona más perfecta que existió en este mundo, no hay razón para no mostrar lo que eres. Creas que eso que los otros percibimos es fruto de una serie de reacciones químicas que mandan hormonas al aire y hacen que los demás respondamos a ellas o creas que es la parte perfecta dentro de ti manifestándose a los demás, es totalmente insensato mentirte a ti mismo y a los demás actuando de forma que no eres, prohibiéndote ser libre de observar y captar, de sentir y sonreír, de vivir de verdad. No tiene sentido el privarte de compartir esa alegría interna con todos, entre todos.


...Hace poco, viendo por la ventana, observaba a parejas de diferentes edades: unos jóvenes cerca de mi edad, de veintitantos; otros empujando un carrito con su bebé; otros, bastante maduros, caminando juntos hacia la basílica... Los primeros expresaban un ardor juguetón y alegre, caminando dando tumbos, totalmente descordinados, compartiendo cariños y sonrisas de embobados; los segundos con una pequeña distancia y paso un poco más lento, mirándose de vez en cuando con lo que a lo lejos podía distinguirse como cansancio y, me atrevería a decir, intentos de ánimo; la última caminaba con los brazos entrelazados de la forma clásica: la mujer agarrando al esposo del brazo y este con el brazo doblado pegado a su tripa...

Esa simple imagen ya es enternecedora, pero lo que me llamó la atención fue el hecho de que sin siquiera mirarse caminaban de una manera tan coordinada que parecían uno: pie derecho a la vez, pie izquierdo a la vez... y, curioso... el esposo estaba a la derecha, la esposa a la izquierda, cuando daban un paso con el pie derecho la mujer movía el brazo izquierdo, y cuando daban un paso con la izquierda el hombre movía el brazo derecho... Parecían dos hechos uno... Dos hechos uno...

Vuelvo y pregunto, ¿creen ustedes que estamos todos conectados? Yo puedo decir que lo creo fielmente, observando es imposible no darse cuenta. Ver pequeños detalles que hacen que el porvenir de un "desconocido" sea alterado por la decisión de otro, te hace pensar en la historia de todos, entre todos. Esta realidad se hace realmente evidente con la evolución de las relaciones amorosas, el lazo madre e hijo, las uniones entre hermanos y las amistades verdaderas. Cada vez son menos necesarias las palabras y más utilizada la intuición, o lo que yo considero, el lenguaje del alma.

Muchas son las cosas que podemos percibir con este lenguaje poco conocido y desarrollado, pero por ahora me contento con expresarles mi pasión por los insignificantes integrantes de este mundo y grandes universos que somos cada uno de nosotros.

A mirar nuestras manchas y ¡sonreír!


Existe la gran necesidad de coherencia en este mundo. Aún más en estos tiempos en los que las diferentes ideologías nos llevan a justificar un comportamiento basándonos en situaciones puntuales o por no ampliar nuestra perspectiva y ver la base del problema: NOSOTROS.

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