
Existe la gran necesidad de coherencia en este mundo. Aún más en estos tiempos en los que las diferentes ideologías nos llevan a justificar un comportamiento basándonos en situaciones puntuales o por no ampliar nuestra perspectiva y ver la base del problema: NOSOTROS.
Está eso que dicen por ahí de ser amable con todos, de amar a todos. Algo a lo que todos estamos llamados... Sin importar de dónde venimos o adónde vamos. Pero es difícil, es complicado darnos cuenta de cómo ser amables. En especial si tenemos puntos débiles que despiertan recuerdos no tan agradables de nuestra historia. Todos tenemos temas sensibles que conocemos y hemos aprendido a manejar.
Sin embargo, a algo que no sabes que te duele no le puedes poner la primacía, hasta que lo descubres... Normalmente con ayuda de alguien exterior a ti o con una gran introspección. Algo que me duele a mí es la injusticia ante aquellos que no pueden defenderse, la mentira, la "justicia justiciera". Es irónico que la hipocresía sea lo que me haga saltar de mi lugar y atacar, pues yo misma soy hipócrita al reaccionar con agresión ante la falta de entendimiento de alguien más. Porque realmente todo se resume en eso... Así como hay cosas que normalmente no veo, aquellos que se equivocan no entienden porque está mal lo que hacen, no se dan cuenta de que lo hacen o no quieren verlo...
Realmente no hay razón para atacar a alguien, nunca. Con más razón cuando nos equivocamos y dañamos a alguien más, necesitamos mucho más amor. Porque si no vemos nuestra equivocación es porque estamos tan cerrados en nosotros mismos o en lo que hemos conocido hasta el momento, en nuestra rutina, nuestro hablar siempre de las mismas cosas con las mismas personas que estámos ciegos... Como decía Platón, en nuestra cuevita, por lo qeu hay que tratar de abrir la mente y el corazón.
Lo que puede costar mucho o poco, dependiendo de cuánto estemos dispuestos a dejar ir a nuestro orgullo, nuestro ego, a reconocer que nos hemos equivocado. Es un gran reto, porque estamos más que aferrados a nuestro orgullo, a celebrar a los orgullosos... Y además... ¿Qué ganamos con mantenernos tan alzados? ¿No es más accesible aquel que no es perfecto, que no se cree perfecto? ¿No es más agradable de ver un niño sonriente al que no le importa estar lleno de tierra de tanto jugar que aquel empresario con vestido impoluto?
Después de todo, todos tenemos nuestras manchitas, nos hacen humanos, nos hacen cercanos, nos hacen AMABLES. Y otros, al ver que intentamos ser la mejor versión de nosotros y viéndonos cómodos con nuestra tierra pueden entonces tener la valentía de ver sus propias manchas y apreciarlas...
Pensándolo bien, le debo una disculpa sincera a alguien... :) Te invito, si te atreves, a disculparse con esa persona que te venga a la mente. Aunque no entienda porque te disculpas, aunque la agresión o la falta de tacto sea a lo que estén acostumbrados. ¡Acostumbrémonos al amor para que sepamos reconocerlo, lo busquemos siempre y rodee nuestra vida!
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