
Lo dicho: te empapas con la lluvia y cantas con el sonido de las gotas, pero siempre hay un momento en que te secas.
Yo no tengo nostalgia. Echo de menos la lluvia de ayer y la de hace tres años, pero quizá la de mañana sea mejor, quizá dure mucho tiempo y me cale hasta los huesos. Y quizá los demás, esas gotas pasajeras, me miren y se mojen y me recuerden. Entonces no importará que luego me seque.
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