Hay noches que se hacen tan largas. Tan largas como sueƱos que se tornan tormentosos, tormentosos porque te recuerdan todo aquello que viviste en el dĆa. Dia que se extiende como una pesadilla dolorosa y entristecedora. como una pesadill que se extiende.
Luego, te despiertas, como si no hubieses dormido y con el deseo de que todo hubiese sido un sueño. Pero darte cuenta de que todo fue real,de que tendrÔs que asumir lo que ha sucedido te causa un nudo en la garganta. Razones no faltan porque no puedes hacer nada, porque cada decisión tiene una magnitud cuyas implicaciones son mÔs amplias de las que te imaginas. Porque cerrar los ojos ante lo irracional de todo es una opción posible y hasta necesaria pero imposible de realizar. Porque la impotencia te consume y el tiempo continúa su ritmo, ralentizado por los pensamientos y las emociones.
Y lo peor es la distancia, el silencio y la soledad que se experimenta. Distancia porque lo que ha sucedido se ha dado tanto tan lejos; tan lejos como un ocĆ©ano y horas de diferencia como tan cerca; tan cerca como una llamada y una fotografĆa. Silencio porque las respuestas, los pensamientos, las preguntas y hasta la oración se tornan vacĆos. Soledad porque eres tĆŗ, y nadie mĆ”s, quien vive como lo vive lo que ha sucedido y nadie, absolutamente nadie puede llevar por ti esa carga.
Lo peor es saber que no hay nada mƔs que decir.
Lo peor es saber que no hay nada mƔs que decir.
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