Alto. Detente por un
minuto y fíjate
donde estás.
El tiempo es tuyo, de nadie más,
pues al final eres tú
quien tiene que responder por cada una de tus acciones.
¿Responder
a quién?
No se si decir a Dios, pero si a cada persona de este mundo, aunque no la hayas
visto nusca. Despues de todo, cada acto tiene implicaciones de dimensiones
universales. ¿Lo
has pensado? A que no. Al final estás preso en la inercia que te lleva dónde
quiere y hace contigo lo que le place.
Y que es la inercia:
es pasar por la vida por pasar, viviendo por vivir, siendo por ser. Pero, ¿acaso
con sentido? Ninguno.
Por eso detente. Las
víctimas
de la inercia te lo exigen. Aquellos que pierden la vida por tu silencio y tu
olvido necesitan de ti en estos momentos.
Haste responsable. Hoy
es el día.
Juntos podemos.
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