Esto surge de un camino compartido, de una experiencia vivida, de unas palabras escuchadas, de unos bocadillos entregados, de una noche frÃa, de una noche diferente a tantas otras. Surge de encuentros, de pláticas, de lenguaje, de diálogo. Surge de personas: seres humanos reales, presentes en nuestra ciudad, olvidados en nuestra mente. SÃ...Surge de Madrid.
DifÃcil es saber que eres ignorado por un gran número de personas, que no tienes con quien hablar,
que pareciese que no existieses para nadie o que a nadie le importa si vives o
no. Tal como si fueras un fantasma silente o una presencia invisible para toda
persona que atraviesa frente a tu horizonte.
Inefable es reconocer dÃa a dÃa que posiblemente la historia de tu vida quedará borrada tras tu muerte o que posiblemente no haya
con quien compartir tus experiencias, sueños, dolores y
expectativas. Más aún, que en el dÃa de tu
entierro no irá nadie, salvo
algún voluntario desconocido y que en el epitafio
posiblemente conste solo un número más, y no un nombre (Enrique, Andres, Mattew,
Sagrario: nombres que se perderán cuando el
hilo de la vida sea cortado).
Entristecedor es tener que levantarte cada mañana, si has sobrevivido al frÃo de la calle, para comenzar a vagar sin un destino
establecido o quizás anhelando
llegar al comedor más próximo para el desayuno, la comida o la cena.
Levantarte y no saber si lo tienes todo o si te han robado aquellos mismos con
quienes compartes la calle, el suelo frio, o el espacio caliente del albergue.
Ayer escuché historias,
comprendà lo que es estar arrodillado sin recibir nada,
entendà lo que es ser ignorado, y percibà lo jodido que es no existir aun existiendo. ¿Podemos hacer algo? Creo que sÃ, pero lo haremos cuando vivamos algo asÃ.
0 comentarios :
Publicar un comentario