
No he
podido comenzar con otras palabras. Son el principio de muchas reflexiones y
experiencias sin las que mi vida ahora no tendría el mismo sentido. Así contaba
su renacer María de Villota, a quien la vida le regaló una segunda oportunidad que
ella supo aprovechar muy bien, estafando a las secuelas de su terrible
accidente. Cambió las lágrimas por parches de colores y una bonita sonrisa y a
correr, esta vez de una forma muy diferente.
Y en
este camino comparte, sueña, vibra con el corazón de quien la necesita y siente
cada palabra, cada mirada, cada persona. Comprende que ha perdido un ojo para
ganar perspectiva, que su visión ahora es mucho más importante porque tiene que
ver con lo que realmente le hace sentirse viva.

Agradezco
enormemente que alguien me recuerde estas cosas, aunque por lo general es un
tema del que la gente no suele hablar. Quizá mis palabras no inspiren en
absoluto, pero espero que al menos sirvan para romper esas barreras y exponer
lo que uno piensa sin el prejuicio de "menuda tontería" o
"menuda cursilada estoy diciendo".
Porque
se nos pasa la vida y no decimos lo que sentimos ni abrazamos a quien queremos.
Y entonces, cuando ya es tarde, querríamos dar cualquier cosa por volver a
tener una oportunidad.
Me
siento afortunada por poder compartirlo con vosotros y llevar este pequeño
proyecto a cabo con quien me ha dado motivos para pensar en todas estas cosas.
"¡Parad!
Parad en seco como si un accidente ocurriera en vuestra vida. Sí, nuestra vida
no es nuestra. Es un trozo de tiempo infinito si lo compartes con quien amas,
con quien te necesita. Y el mismo trozo de tiempo mezquino si no aprecias esto
y cuanto te rodea."
-
María de Villota.
0 comentarios :
Publicar un comentario