Sabía que estaría ahí cuando pasara la calle. Desgraciadamente, volvía a acertar. El bus estaba en la parada cuando aún no había cruzado y no me daba tiempo a llegar. Y esto se repite todas las semanas siendo cada vez más frustrante, salga de las clases a las que asisto semanalmente más o menos tarde, sea lunes,martes o miércoles.
Sin embargo, gracias a este problema he coincidido varias veces con una compañera o con gente a la que no veía desde hace tiempo y que han hecho que perder el bus sea lo más positivo del día.
Es cierto que me cuesta mucho tomarlo con filosofía cuando lo último conveniente es perder el tiempo, pero hay algo que cambió mi forma de ver estas situaciones y quizá os ayude a comprender otras que os hayan sucedido. A todos nos han dicho aquello de "se pasa el tren y la oportunidad no vuelve a por ti" o "ahora o nunca decide si subes al tren". Hace unos años se me presentó una gran oportunidad. Una serie de decisiones complejas me llevaron a ella y no tenía otra cosa en mi cabeza que conseguirla. Después de un esfuerzo tremendo empujado por duro trabajo, incertidumbre e ilusión, lo había conseguido. Pasaron unas semanas y mi oportunidad se había esfumado sin que pudiera hacer nada. Ya no dependía de mí, lo cual fue lo más cruel.
Hoy miro aquello y no cambiaría nada de lo que pasó. Y es que encontré algo que me hizo mucho más feliz de lo que hubiera sido en el otro caso, donde no estaba lo que buscaba.
A lo largo de la vida volverán a presentarse muchas otras oportunidades y no todas tendrán resultados satisfactorios, pero no me atrevo a juzgar a ni una sola hasta que no haya tenido su efecto en el futuro. Y es que a veces perdemos un tren y el siguiente nos deja aún más cerca del corazón.
Sin embargo, gracias a este problema he coincidido varias veces con una compañera o con gente a la que no veía desde hace tiempo y que han hecho que perder el bus sea lo más positivo del día.
Es cierto que me cuesta mucho tomarlo con filosofía cuando lo último conveniente es perder el tiempo, pero hay algo que cambió mi forma de ver estas situaciones y quizá os ayude a comprender otras que os hayan sucedido. A todos nos han dicho aquello de "se pasa el tren y la oportunidad no vuelve a por ti" o "ahora o nunca decide si subes al tren". Hace unos años se me presentó una gran oportunidad. Una serie de decisiones complejas me llevaron a ella y no tenía otra cosa en mi cabeza que conseguirla. Después de un esfuerzo tremendo empujado por duro trabajo, incertidumbre e ilusión, lo había conseguido. Pasaron unas semanas y mi oportunidad se había esfumado sin que pudiera hacer nada. Ya no dependía de mí, lo cual fue lo más cruel.
Hoy miro aquello y no cambiaría nada de lo que pasó. Y es que encontré algo que me hizo mucho más feliz de lo que hubiera sido en el otro caso, donde no estaba lo que buscaba.
A lo largo de la vida volverán a presentarse muchas otras oportunidades y no todas tendrán resultados satisfactorios, pero no me atrevo a juzgar a ni una sola hasta que no haya tenido su efecto en el futuro. Y es que a veces perdemos un tren y el siguiente nos deja aún más cerca del corazón.
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